En el lugar indicado…

Sonalys Borregales Blanco  |  13 de marzo de 2023

¿Cuándo sabe uno que está en el lugar indicado? Una de las preguntas que más se repite antes de dejar tu país es si en el lugar al que vas encontrarás todo lo que estás buscando. Eso no implica solo estabilidad económica, sino una larga lista de necesidades, como la estabilidad emocional. Cada quien intenta ver cumplir sus deseos en donde está, pero a veces es muy difícil, sobre todo si te sientes rechazado.

Este texto tiene que ver con la xenofobia. Así que voy a ir al grano: no es posible sentirse completamente a gusto en un lugar en el que muchas personas te rechazan, te discriminan y hacen sentir una plaga.

Hace poco iba caminando por un parque y vi a un hombre y una mujer, de unos 40 años, que estaban siendo encuestados por una mujer de unos 50 años. Debo reconocer que me entretiene escuchar lo que las personas hablan mientras voy caminando, así que me dediqué a poner atención a la conversación: "¿Cómo crees que ha cambiado la política migratoria en los últimos años?".

La respuesta fue muy corta y yo caminaba más lento porque me interesaba saber (así que pude escucharla con claridad): "Creo que ha mejorado porque los venezolanos se están yendo". Las tres personas ahí reunidas soltaron una carcajada llena de malicia.

Yo sentí cómo en mi corazón pasaba algo, eso que pasa cuando uno se siente triste, profundamente triste. Pero oculté ese dolor y mi cara se llenó de rabia y les dije: “¿no les da vergüenza? Debería darles vergüenza decir algo así”. No esperé a que me dijeran nada y me fui.

Desde entonces pienso en todas esas personas que debieron dejar su país para no morir de hambre, de enfermedad, de miedo o frustración. Pienso en las veces que han tenido que escuchar algo así, pienso en las veces que han sido despreciados, maltratados, que han recibido burlas, que han sido tratados como seres inferiores o de menos valor…

Ya se ha dicho mucho sobre la xenofobia, sobre esos prejuicios de las sociedades que muchas veces no nos permiten reconocer en los otros los mismos deseos. Finalmente, todos somos humanos y queremos sentirnos protegidos, queremos tener una casita donde pasar nuestros días, queremos comer bien, queremos tener atención médica de calidad, educación, pero sobre todo queremos ser respetados.

Y sí, ya sé, no todos los migrantes llegan a hacer el bien, pero esto también es propio de nuestra naturaleza humana, no tiene que ver con nuestra nacionalidad, color de piel, sexo ni nada de eso.

Cada cierto tiempo me pregunto si estoy en el lugar indicado. Aún no lo sé, solo espero no volver a sentir mi corazón paralizado por el desprecio de los otros. Ojalá todos tratáramos de hacerle la vida más fácil a los que nos rodean, que seamos más amables y menos prejuiciosos. Ojalá pudiéramos construir sociedades en las que, independientemente del lugar en el que nacemos, podamos sentirnos en casa donde estemos.

Fotografía de Pixabay

¡Síganme en mis redes sociales!

Twitter: @Sonalysbb

Facebook: @diariodeunamigranteblog