“Escríbeme cartas con finales felices”
Sonalys Borregales | 1 de enero de 2024
Qué difícil es ver lo bello en este mundo y en este tiempo. Confieso que admiro a las personas que andan por la vida contemplando el cielo claro y no ven la tierra manchada de sangre. Quizá sea más fácil vivir así.
Yo no soy de ese grupo de personas y eso tiene un costo: Hoy me duelen los niños destrozados hasta el alma en Palestina y las familias que vieron todo lo suyo desaparecer por un bombazo israelí. Me duelen esas personas que se van quedando sin esperanzas, porque a veces es muy difícil alzar la cara para ver lo bello, si todo a tu alrededor te grita que lo feo existe.
Este texto lo escribo después de una breve charla con un amigo que comparte conmigo sus temores, sus frustraciones y sus luchas. Yo no puedo saber de sus penas y hacer como si no me importara.
Ese día, cuando cruzamos mensajes, al final de nuestra conversación, me dijo: Recuerdo ahora lo que escribió un poeta, en situación difícil, a un amigo distante: “escríbeme cartas con finales felices".
Durante un par de meses he estado pensando en qué decirle, para que vuelva a tener esperanza, pero más aún para recuperarla yo. Ya tengo algo que contarnos: Hace poco, una niña cumplió sus quince años y renunció a la fiesta anticuada y a los regalos a cambio de recibir el dinero y entregarlo como donación a las víctimas de los ataques israelíes en Palestina.
El dinero llegó a Oriente Medio y sirvió para ayudar a unas abuelas refugiadas, a un panadero que había perdido su negocio en un bombardeo, a heridos de guerra y a otros más. Esa niña sabe que siempre podemos ser útiles, de diferentes formas. Pero, para eso, debes tener el valor de ver el mundo real, ese que nos pone a elegir entre disfrutar solo de las flores coloridas y los globos en la fiesta o reconocer los dramas más dolorosos, como el genocidio palestino.
A mi amigo: quizá esta historia te sea útil para saber que aún hay personas que se ocupan de dar un poco de lo que tienen para la salvar la humanidad. Esa niña es muy valiente, y nos ha regalado una historia con final feliz digna de contar y celebrar. Ojalá que la fealdad se aleje este 2024.