El más puro entre los puros del lenguaje

Qué afán por parecer el más "puro", el de fe más reforzada, el que opta por lo políticamente correcto, el que más horas trabaja, el que no renuncia al pacifismo, incluso cuando las víctimas son otros. Entre esos también están los que saben más que nadie sobre corrección editorial, de gramática, ortotipografía, estilos y convenciones arbitrarias.

Ya sé que la experiencia y otras condiciones tienen valor a la hora de decidir lo que está bien y lo que está mal. Pero eso tiene una trampa, porque todo en este mundo evoluciona y el idioma no es una excepción.

Seguramente, muchos habrán notado que hasta la misma Real Academia Española ha tenido que renunciar a normas que considera poco útiles o caías en desuso.

Hay gente que aún no deja de poner la tilde en “solo”, porque se niegan a reconocer que el contexto es suficiente para distinguir el significado de la oración. Así son esos "puros" que se creen más correctos gramaticalmente que la RAE. Estos "puros" son los mismos que condenarían al mismísimo Gabriel García Márquez por una coma mal puesta o una tilde innecesaria.

¡Ay, qué será de esos pobres herejes que no atiendan las normas a expensas de los manuales sagrados! El debate entre ser escritor y gramático es bastante viejo ya. No voy a resolver yo esa disputa de un día para otro, pero lo que sí me queda claro es que no puede imponerse la norma al texto como si tratara de una camisa de fuerza. 

En defensa de lo práctico, yo me inclino a creer que siempre y cuando un escrito respete lo elemental en la gramática, sea coherente y claro, tenga cohesión y sea consecuente en el estilo, lo demás es discutible.

¿Acaso una persona dejará de entender un libro y sus ideas porque haya un espacio, medio espacio o ningún espacio entre el número y el signo de porcentaje? ¿Será absolutamente imprescindible escribir “veinte”, en letras, y no “20”, en números? ¿Realmente una comilla latina («») hará que el lector entienda una cita, pero ese mismo texto entre comillas inglesas (“”) será indescifrable?

Yo insisto y defiendo: ya hay un consenso universalmente reconocido para hablar y escribir bien algún idioma, pero la forma no puede imponerse sobre el fondo como si una cosa fuera más importante que la otra. Apuesto por unos escritores conocedores de la gramática y unos gramáticos capaces de reconocer que un signo de puntuación es solo una herramienta y no el fin último de escribir.

A los "puros" de la escritura, vayan a revisar las actualizaciones ortográficas hechas; comprueben con las tripas revueltas que “guion” y "solo" (adjetivo o adverbio) ya no llevan tilde; y descubran con asombro que han llegado hasta aquí y han entendido lo que he escrito a pesar de que no he respetado todas sus normas al pie de la letra. 

Ustedes, queridos "puros", son muy parecidos a otros que pretenden imponer modos de hablar y escribir que resultan completamente contrarios a principios básicos como la economía del lenguaje… Mi consejo: dejen de creer que son los más "puros" entre los "puros"; y eso aplica para todo.  


Sonalys Borregales 
28 de mayo de 2024